Arquitectura y Humanidades

Propuesta académica
 

 
Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.

"Arte y poesía" de Martin Heidegger
Fondo de Cultura Económica, México, 1992

Karina Contreras Castellanos


La arquitectura tiene capacidad poética

"Todo arte es en esencia poesía" [1] es una de las ideas primordiales que se desarrollan en las páginas del libro "arte y poesía" de Martin Heidegger. El cual fue originalmente editado en alemán en 1952 y en castellano fue distribuido por vez primera en el año de 1973 con la traducción del filósofo mexicano Samuel Ramos.

Martin Heidegger fue un filósofo alemán que con la trascendencia de su obra ha sido una figura protagónica en el desarrollo de pensamiento occidental del siglo XX. Sus disertaciones principalmente abarcaron las corrientes del existencialismo y la fenomenología, y el tema del cuestionamiento del fundamento del ser, pregunta central en la filosofía occidental. Por lo que, con ello, cambia el enfoque de las preconcepciones filosóficas tradicionales. Autor prolífico que decidió en los más diversos campos de conocimiento humano, como la estética y la arquitectura.

Antes de iniciar de lleno con el libro, me gustaría mencionar, que al iniciar la odisea de la incursión en el estudio de la maestría, uno se encuentra con que hay que probar otras maneras de aproximarse a los problemas de diseño arquitectónico. La inercia de la formación en la licenciatura a veces resulta reductiva si uno se queda reflexionando sobre la arquitectura sólo desde la arquitectura. El conocimiento humano si bien puede requerir especializaciones es un todo complejo, y todas las áreas repercuten entre sí. Así, en lo personal, he tenido la oportunidad de acercarme a otras disciplinas en el curso de mis estudios de posgrado, buscando estas otras perspectivas enriquecedoras. Entre mis inquietudes el campo de la filosofía se presentaba (y aún lo hace) como un mundo cuya complejidad impone. Pero al ir más allá del prejuicio de lo que no se conoce, de lo que parece difícil o inconexo con nuestro quehacer, se abren puertas que nos llevan a descubrir caminos enriquecedores. Así, abordé a Heidegger, uno de los pensadores que en mí y en mi investigación ha hecho eco y resonancia.

Si bien es un filósofo intrincado y de conceptos muy profundos, parece que a los que nos relacionamos con lo arquitectónico nos hablara directamente. En su texto (maravilloso para empezar a introducirse al pensamiento filosófico del autor), que resulta de una conferencia que presidió en 1951, conocido como "Construir, habitar, pensar", habla de esta triada como indivisible en la existencia humana. Y marca las pautas, que ningún arquitecto antes había descrito de tal manera, para sentar la base de una definición profunda de la habitabilidad humana: "Habitar es como los mortales son en la tierra" [2]. Para ser y desarrollarse se requiere la libertad y encontrar las cualidades apropiadas para estar en paz, sentirse protegido, abrigar, cultivar, cuidar y erigir así como construir. De ahí que acercarse a la obra de Heidegger es imprescindible para reflexionar sobre conceptos arquitectónicos en los que es necesario hacer énfasis y ahondar como base del ejercicio profesional.

En el caso del libro "Arte y poesía" nos ofrecer la ocasión para explorar sus conceptos sobre estética, el arte y lo poético. Es en realidad una recopilación de dos ensayos: "El origen de la obra de arte" de 1952 y "Hölderlin y la esencia de la poesía" de 1937.

En "El origen de la obra de arte", el autor nos lleva paso a paso desde la génesis del objeto artístico y la labor del creador hasta la búsqueda de la esencia del arte. Y se desarrolla en cinco apartados que son los siguientes.

El primero, "El origen de la obra de arte" desarrolla la idea de que el propio arte es el origen tanto de la obra como del artista. Y lo describe así: "El artista es el origen de la obra. La obra es el origen del artista. Ninguno es sin el otro. Sin embargo, ninguno de los dos es por sí solo el sostén del otro." [3] Ambos elementos están separados pero unidos por el tercer elemento, el arte, el cual debe inferirse en la obra para que ésta pueda llamarse artística. De ahí que la formación del artista, en este caso del arquitecto sea vital, pues él recorrerá el camino del proceso creativo para llegar a propuestas de dimensión artística.

En seguida en "La cosa y la obra" parte de un término alemán que se traduce como lo "cósico de la cosa", que se refiera a encontrar la esencia de las cosas, entre ellas de la obra de arte. En este capítulo Heidegger nos lleva a un recorrido a través de sus palabras donde dibujamos en nuestra mente lo que describen, como el cuadro de los zapatos viejos de labriega pintados por Vincent Van Gogh. Nos habla de él para ilustrar que los objetos, en este caso los zapatos, sólo son útiles si pueden convertirse en "seres de confianza". Esto trasladado a la arquitectura nos puede hablar de un espacio que es habitable no sólo porque estamos en él, sino porque lo podemos hacer nuestro, y en la apropiación sentirnos libres y en paz en él. Así lo hacemos un ser de confianza a la manera de Heidegger. Una obra, sólo será útil si se vuelve significativa para la existencia humana, así develará su verdad y esencia, como lo explica en el siguiente capítulo del libro.

En "La obra y la verdad" nos habla de cómo en las obras artísticas está en operación el acontecer de la verdad, de la esencia. Heidegger explica este acontecer de la verdad o de la esencia con un templo griego. Por sí mismo como objeto físico no representa nada, pero si mediante el templo el ser humano se contacta con lo divino, entonces también será la delimitación de lo sagrado. Esa es la esencia de un templo, se pone en operación la relación divina, es el lugar donde dios habita y el hombre lo encuentra, donde dialogan más directamente.

Posteriormente, en "La verdad y el arte" refuerza ideas como que el origen es la fuente de la esencia de las cosas, o sea la verdad, la cual siempre tiene una connotación iluminativa o mística. El arte es el origen del artista y la obra de arte. En la obra está en operación el acontecimiento de la verdad, porque ahí se revelará el ser oculto, a manera de un ser vivo que el artista ayuda a desentrañar en el acto creativo. Esta verdad se revelará en la obra terminada, y en el caso de la arquitectura, cuando el espacio se revele como habitable. A su vez la esencia descubierta será la que, quien experimente la obra, podrá percibir más allá de sus cinco sentidos externos, hasta sus dimensiones sensibles y espirituales. Esto sobre todo lo hace la poesía, la cual trasciende la realidad física y con el lenguaje y sus metáforas ayuda a instaurar nuevos mundos, y a ampliar lo significativo de la existencia humana.

Por ello, para Heidegger, la poesía más que ninguna otra manifestación artística, está directamente vinculada con la verdad y la esencia divina de la vida, y nos dice, "todo arte es en esencia poesía." [4]

Sí "todo arte es en esencia poesía," [5] entonces la arquitectura es capaz de poetizar desde su dimensión artística partiendo desde el proceso de diseño y la reflexión. La arquitectura crea espacios que pueden propiciar una poética del habitar, con su propio lenguaje, el de muros y vanos, volúmenes, juegos de luz, textura y color, que crean recorridos con sus matices y pausas. Dar poesía para provocar y contribuir a la construcción de la vida como obra de arte, sería proveer de una arquitectura capaz de trascender su tridimensionalidad física para con ello favorecer que su habitante tenga experiencias significativas, en lo cotidiano y lo extraordinario.

Al final de esta primera parte del libro se incluye un epílogo a manera de resumen y conclusiones.

El segundo ensayo incluido en el libro se titula, "Hölderlin y la esencia de la poesía." Friedrich Hölderlin fue un poeta alemán del siglo XIX, que Heidegger toma como referencia en sus estudios sobre la poesía. Y como él mismo lo menciona en el texto, lo elige, no porque este poeta representa la esencia total de la poesía, sino porque "su poesía está cargada con la determinación poética de poetizar la propia esencia de la poesía…. es el poeta del poeta" [6]. El filósofo estudia la obra de Hölderlin y propone en este texto, lo que él llama "las cinco palabras guía" como premisas extraídas del análisis de la obra de este artista:

Poetizar, la más inocente de todas las ocupaciones, pues la poesía es sólo como un sueño, un juego inocuo de palabras sino se lleva a la acción. Pero su materia prima, el lenguaje no es tan inocente, y de ahí viene la segunda guía.

Y se ha dado al hombre el más peligroso de los bienes, el lenguaje para que muestre lo que es. Se refiere a que el lenguaje es un bien y puede representar un peligro si se distorsionan sus mensajes y se utiliza para manipular, pues tiene el poder de comunicar.

Somos un diálogo y podemos oír unos de otros. El lenguaje comunica, es habla, y cuando ya forma un diálogo con otro, nos relacionamos con nuestros semejantes. Por medio del diálogo expresamos nuestras experiencias en incluso nombramos a nuestros dioses, es nuestra manera de relacionarnos y expresarnos en el mundo como seres individuales.

Pero lo que queda lo instauran los poetas. El lenguaje instaura lo permanente. Incluso "el poeta nombra a los dioses y a todas las cosas en lo que son" [7]. Esto es que con el poder de las palabras, la poesía logra trascender lo físico, crea metáforas que van más allá de la llamada realidad, donde lo importante no reside sólo en lo dicho, sino en lo que esto sugiere para que la imaginación lo termine de construir. Queda un territorio por descubrir en cada individuo, donde a partir de lo que lo poético despierta, terminamos de crear en nosotros, tejiendo pensamiento y emotividad.

Pleno de méritos, pero es poéticamente como el hombre habita esta tierra. La quinta y última guía que parece cerrar con broche de oro las ideas que hemos explorado en Heidegger. Habitar poéticamente significa "estar en la presencia de los dioses y ser tocado por la esencia cercana de las cosas," [8]. Es decir, por la verdad.

Este libro detona la reflexión de lo artístico como alimento del ser sutil que habita dentro del cuerpo humano. La existencia humana incluye esta dimensión profunda y poética, la cual es incapaz de desarrollarse plenamente si el espacio sólo se ocupa de alojar su tridimensionalidad corpórea. La poesía en arquitectura se libera cuando desde su creación, y en el desarrollo del proceso de diseño se le infunden las cualidades necesarias para realmente albergar al alma humana.

Notas

1. Heidegger, Martin; "Arte y poesía", México: FCE, 1992, p. 115.
2. Heidegger, op. cit., p. 117
3. Heidegger, Martin; "Construir, habitar, pensar", Conferencias y artículos, Barcelona: Serbal, 1994, p.2. A partir del concepto del Buan o habitar ahí desarrollado.
4. Heidegger, Martin; "Arte y poesía", México: FCE, 1992, p. 35.
5. Heidegger, op. cit., p. 96
6. Ídem.
7. Ídem.
8. Heidegger, op. cit., p. 107.

Bibliografía

Heidegger, Martin, "Arte y poesía", México: FCE, 1992.
Heidegger, Martin, "Construir, habitar, pensar", Conferencias y artículos, Barcelona: Serbal, 1994. Recuperado de http://es.scribd.com/doc/4504611/HEIDEGGER-MARTIN-Construir-Habitar-Pensar Consulta electrónica: octubre 24, 2011

Karina Contreras Castellanos